La Peste Porcina Africana (PPA) es una enfermedad hemorrágica viral que arrasa los rebaños de cerdos siendo, probablemente, la enfermedad porcina más temida que existe ocasionando graves pérdidas económicas y productivas, dado que el sacrificio masivo es una de las pocas formas de controlar la enfermedad.
La PPA es altamente nociva debido a que es muy fácil de transmitir y difícil de erradicar. El contagio se produce a través del contacto directo con animales infectados (secreciones, sangre, semen), siendo la sangre la vía de transmisión más eficaz a través de una garrapata del género Ornithodoros; sin embargo, otras vías directas de transmisión son la ingestión de desperdicios de comida, productos o preparados porcinos e incluso rutas indirectas (vehículos, equipo contaminado, incluido equipo de caza, herramientas y maquinaria agrícola, ropa). Después de la infección, los animales desarrollan síntomas generales muy graves, pero inespecíficos, destacando las hemorragias.
Actualmente no existe tratamiento o una cura, lo que conlleva al sacrificio masivo de los animales infectados; por ello, la aplicación de medidas de prevención en países libres de la enfermedad es fundamental y, estas, dependen de la implementación de políticas de importación apropiadas y medidas de bioseguridad, para así garantizar que ni cerdos vivos infectados ni productos porcinos contaminados se introduzcan en áreas libres de peste porcina africana.
Cuando aparecen los brotes, se pueden poner en práctica medidas sanitarias clásicas, incluida la detección temprana y la matanza humanitaria de los animales, además de, entre otras tantas medidas, la limpieza y desinfección a fondo con productos cuya efectividad en la eliminación de virus y bacterias haya sido científicamente probada.
En definitiva, la lucha contra esta enfermedad está basada fundamentalmente en un diagnóstico rápido y la puesta en marcha de estrictas medidas sanitarias y de control.
Fuente: Interagro, S.A. | Grupo Interagro