El agua es hasta el 85% de la composición corporal de pollitos y lechones, es un nutriente esencial. Está presente en nuestro cuerpo en diferentes cantidades con respecto a nuestra edad. En los animales también es así, en el caso de los pollitos y lechones recién nacidos alcanza una proporción del 85% en la constitución corporal. En animales adultos, esta cantidad puede llegar hasta el 75%.
El agua es, por otra parte, el vehículo natural para la transmisión de numerosas enfermedades que afectan a los animales en producción. En numerosos estudios se ha comprobado la importancia que un agua de bebida insuficientemente acondicionada tiene en la infección de lotes con diferentes especies bacterianas, como E. coli, Salmonella, Campylobacter o Pseudomonas, pero también en enfermedades parasitarias, como Cryptosporidium, o víricas como HPAI, bursitis infecciosa o Newcastle. Dado que algunas de las más temibles enfermedades víricas presentes en avicultura poseen como hospedadores naturales a muchas especies de aves de vida libre, numerosas de ellas migratorias, la posibilidad de infección por la contaminación por parte de éstas de las fuentes de abastecimiento es un riesgo siempre presente. Las bacterias, algas y otros microrganismos se encuentran capacitados para sobrevivir en un medio aparentemente tan inhóspito como las conducciones de agua debido a la formación de biofilm, una película de polisacáridos segregada por las bacterias, que les permite adherirse a la superficie de las conducciones y, embebidas en este medio protector, reproducirse y alimentarse con la materia orgánica que se va depositando en la misma, a la vez que se protegen de la acción de los desinfectantes.
La presencia de aguas duras, que favorecen la precipitación de sales inorgánicas en las conducciones, proporciona una superficie irregular que a su vez potencia la creación de biofilm.
Una buena higienización del agua comienza con un programa de limpieza profunda de las conducciones de agua. La variabilidad y dinámica de los sistemas de conducción de agua crea desafíos constates en su limpieza, pero estos pueden ser superados con información sobre la calidad del agua, un pequeño esfuerzo y las herramientas correctas. Siga estas pautas y sus animales tendrán un suministro de agua de primera calidad:
- Hacer análisis del agua
Analice en el agua los minerales que causan incrustaciones: calcio, magnesio y manganeso. Si el agua contiene más de 90 ppm de calcio y de magnesio de forma combinada, o 0,05 ppm de manganeso, su programa de limpieza necesitará un “descalcificador” o utilizar algún ácido. Estos productos disolverán los depósitos minerales en las tuberías de agua y accesorios
2. Elección de un producto limpiador higienizante
Elija un producto higienizante que permita disolver eficazmente el bio-film y el sarro en las conducciones. Uno de los mejores productos para este cometido son las soluciones concentradas de peróxido de hidrógeno, como lo es el CID 2000.
3. La limpieza periódica del sistema de tratamiento, almacenamiento y distribución del agua de bebida
Se trata de un procedimiento de extraordinaria importancia para impedir el acúmulo de biofilm e incrustaciones en depósitos y conducciones. La periodicidad de la limpieza está condicionada por el tipo de agua –las aguas duras requieren mayor frecuencia – y la estanqueidad de las conducciones, pero por regla general se debe realizar al menos una limpieza anual del depósito y las conducciones principales, o una limpieza de las conducciones de la nave por cada lote de animales.
En aquellas instalaciones que no permitan la recirculación se mantendrá la mezcla dentro de las conducciones durante un tiempo variable en función del grado de incrustación, pero que generalmente va de 6 a 24 horas
4. Mantener limpio el sistema
Una vez que el sistema haya sido higienizado, es muy importante que permanezca limpio. Desarrolle un buen programa de higienización diaria del agua para sus animales. El programa de higienización de tuberías de agua debe incluir la inyección tanto de un producto higienizante como de un ácido. Cabe mencionar que este procedimiento requiere de dos inyectores o dosificadores, ya que los ácidos y la lejía nunca deben ser mezclados en la misma premezcla inicial.
ELIMINA EL BIOFILM
El biofilm de las tuberías es una base polisacarídica (materia orgánica). Puede bloquear las tetillas, reducir el volumen de las tuberías hasta un 70-80% y, también, reducir el flujo de agua del sistema de bebida de modo apreciable. El biofilm puede “acoger” multitud de microorganismos. Esto afecta de modo negativo sobre los tratamientos vitamínicos o vacunas administrados a través del agua. El simple lavado a presión no lo elimina, ni tampoco la cloración. La oxigenación si lo conseguirá.
El CID 2000 esta compuesto por un 20% de peróxido de hidrógeno estabilizado, que se disocia a agua y oxígeno. El gas oxigeno libre friega el biofilm, disolviéndolo y eliminándolo.
ELIMINA el sarro
El sarro es materia inorgánica y esta principalmente compuesto por depósitos de calcio y de magnesio. Solo los ácidos lo eliminan. CID 200 también contiene ácidos acético y peracético. Esos ácidos orgánicos eliminan el sarro, que puede igualmente reducir el flujo de agua y bloquear las tetillas. El sarro también puede albergar microorganismos. A una dilución de 2% elimina el sarro después de 12 – 24 horas de tiempo de contacto.
Fuente: Grupo Interagro – interagro.com.pa | Panamá | Costa Rica | República Dominicana | Nicaragua